miércoles, setiembre 04, 2013

PARA MI HERMANO

Eres un mal hijo, un mal hermano, un pésimo referente, un ejemplo que Dios quiera que ni mis hijos, ni mis sobrinos quieran seguir, un imbécil fastidiado por la facilidad con que obtiene las cosas vitales de la vida, comida, vivienda, y alguien que te pague la universidad para aparentar que el rumbo de tu vida va viento en popa, sin embargo son puras apariencias con verdades expuestas en un ciclo de notas de completa vergüenza. Decía un gran profesor “El vivo de hoy es el cojudo de mañana” hermanito tu pareces ser el mañana de un cojudo que no supo aprovechar aquello que nuestros padres con gran esfuerzo y amor te ofrecieron. Yo creo que a tus 21 años de edad, ya no necesitas más palabras de las que escuchas pero que terminas burlándote con tus actos, ni cachetadas, para hacerte retomar el norte de vida; eres el triste adicto al juego que desde niño mis padres y yo tratamos de controlar, pero uno crece, aprende, medita y reflexiona, la juventud está llena de errores y de los errores se aprende, mas lamentablemente aunque tengas el cerebro y la sabiduría para hacerlo, no lo quieres usar, a menos eso creo yo, en lo particular, eres un caso perdido, que abandonaría a su suerte. Sin embargo para mi madre, siempre serás su hijo al que llora, sufre y muere por cada decepción que le ofreces, y que a pesar de eso, ella no está dispuesta a abandonarte. Bien dicen que madre es madre, pero tú, pero tú qué sabes de madre, si no la tienes más que para aprovecharte de tu nobleza. En varias ocasiones he sido testigo de tus esfuerzos por el juego, sumando deudas de apuestas que no puedes pagar, robándole a tu hermano el esfuerzo de su trabajo, inventando amenazas de muerte sobre tu vida, para que mi madre te pueda salvar, vendes y empeñas lo que no es tuyo y te defiendes de todo lo que se te acusa como un verdadero mártir de la verdad. Cuanta más desilusión puedes dar, que tanta vergüenza más puedes soportar, o simplemente el rostro pelado de tu imbecilidad desconoce esa palabra. Te desconozco como hermano, con todo el dolor que un padre pueda tener, porque me siento como tal aunque sea tu hermano, a Dios Pido te ofrezca un poquito de su chispa para encender la luz del norte que en tus promesas y juramentos, ante los ojos de mi madre parecían ser ciertos.

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