miércoles, mayo 11, 2011

CARTA A MI HIJA ALEXIA BELEN

Hoy charle con tu madre, sobre muchas cosas, y sobre todo, de todas las excusas para no verte, no culpo a nadie de estas circunstancias que me alejan de ti, solo podría decir que me gustaría tener mucho dinero para cambiar el mundo en el que vivimos y de pasadita cambiar el nuestro. Se me hace increíble que tengas 06 años, y que preguntes por mi aun cuando no sepas quién soy, y yo, yo te lo diría pero al verte tan pequeña y vulnerable, me muerdo la lengua, y callo.

Dentro de poco seré un viejito y tú serás aquella dama de carácter fuerte e indomable. Y no sé qué excusa te daré ese mañana, ya que llegara ese momento cuando preguntes quien soy, y quien fui en tu vida y, será clave para mí, para ti, para nuestras vidas, y que posiblemente llene de rencor tu corazón y el mío lo hundas en pena, pero no serás culpable. Yo sé que ese día me preguntaras por los besos que nunca te di cuando por primera vez fuiste a la escuela, por aquellos paseos al parque, por aquel abrazo cuando te sentías triste, por aquel amor de tu verdadero padre, de ese padre que te está fallando.

Cada vez que logro convencer a tu madre para verte, te recuerdo como aquella primera vez, tan pequeñita, de cabellos cortitos, con tus zapatitos de duendecito y con botoncitos entre las piernas para cambiar el pañal y prácticamente me enamore, me cambiaste la vida, pero yo no cambie la tuya, e insisto que no tengo excusas, aunque quisiera verte todos los días de mi vida. Y estoy luchando por comprarle ese espacio de tu tiempo a la vida, Dios quiera que pueda lograrlo, aunque las posibilidades me sean parcas; pero entre mis manos esta enumerar esos miles de recuerdos de lo bien que la pasamos cuando estábamos juntos como un padre y una hija, cuando lo recordemos mañana.

No sabes que orgullo me da el saber que eres una niña tan parecida a mí, con tus antojos, gustos, berrinches, y suspicacia para preguntar y responder las algarabías de la vida, y a la vez tristeza porque mi niña chiquita, aquella tierna y sencilla mujercita, tendrá dudas sobre mi existencia.

Mañana serás una gran mujer, con una carrera, quizás de abogada o ingeniera, pero una gran mujer. Mi niña querida, como quisiera estar en este momento contigo, como todos los días y esto que te escribo, poderlo reafirmar con un abrazo y un beso, cada mañana, y cada noche. Para que me sientas a tu lado y que veas y sientas que nunca te he fallado, pero aun así, saber que estoy a millones de kilómetros de distancia para que sea así, pero has de saber que cada minuto de mi existencia, de mi vida misma hay un pensamiento y deseo de bienestar y amor para ti, para mi niña pequeña y que siempre serás mi niña.

Cierro los ojos y te veo, sonriente, y me veo pidiéndote perdón, y escucharte decir que me perdonas, pero es imposible pedírtelo a tus 06 años de edad, sin que pueda herirte, entonces sigo creyendo que me has perdonado, con la inocencia de tu sonrisa.

Te amor hija, aunque a ciencia cierta parezca lo contrario.

MI VIDA UNA BURBUJA DE SUEÑOS

Los años siguen pasando y la juventud me está abandonando, con el pasar de los años de el amor y la experiencia e hecho de mi vida una burbuja de sueños, tan sensible, tan dócil que a veces temo que pueda reventar y que todo aquello que he construido lo pueda perder.

Sigo siendo ese mismo hombre, loco, fuerte y sobre todo muy enamorado de la vida, aunque la expresión de ese amor se vaya marchitando, quizás nunca fui ese poeta que pensaba ser, pues recuerdo que en cuestión de un minuto con un lapicero podía escribir un verso a la medida de la exigencia de una mujer.

Que difícil es asentar los años que llevo viviendo, y aun más cuando miro a mi alrededor con los hijos que amo tanto, y trato de reflejar mi juventud en ellos, riéndome de las travesuras, de sus ocurrencias, gozando su amor. Mi vida fue hermosa, y sigue siendo hermosa, con todos los altos y bajos, viví y vivo el mundo que invente, y lo creo tanto que lo siento real, y cuido que siga siendo así, ese mundo es mi familia, tan bella como ninguna, tan única y unida.

Pero lo cierto es que como todas las vidas, la mía es una burbuja, que en cualquier momento podría reventar, y es allí donde creo en Dios, aunque suene hipócrita de mi parte, creo en Dios, porque quien mas podría proteger esas vidas dentro de aquella burbuja que son todo mi mundo.

Insisto al decir, que, que difícil es asentar y aceptar que los años no pasan sin avisar, sin cobrarte hasta la última arruga, pelo, suspiro y pecados que hayamos cometido.