Hace unos meses conquiste parte del mundo, en realidad fue un pedacito del mundo, un pedacito que quizás muchos dirán que el conquistarlo fue suerte, sin saber que mis batallas duraron muchos años; y si alguien me pregunta si fue fácil, con toda seguridad responderé que las batallas fueron duras, muchas lagrimas, desilusiones y aunque perdí en muchas, finalmente pude sonreír, el no darme por vencido y tener a Dios y a mi familia como aliado, fue una estrategia ingeniosa para un soñador como yo.
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