Tengo un rincón donde cobijar mi soledad, donde jugar con lo poco de poeta que me queda escribiendo algún verso extraño de amor que al alma hizo suspirar.
Tengo un rincón donde llorar una frase de tristeza que atraviesa mi garganta en alguna noche meditabunda como esta, donde pienso, sueño y lo que no hago es llorar.
Tengo un rincón donde callar cada minuto de mi vida que se me va y al mirar atrás solo sé eso que la juventud se me va.
Tengo un rincón donde converso mis más íntimos secretos al pensamiento negro de mi entera verdad.
Tengo un rincón y mi rincón es este, un poema blanco, lleno de angustias, complejos, temores y ansiedad.